Te es habitual ver en las películas americanas una furgoneta en la calle vendiendo hot dog, hamburger o cualquier otra modalidad de fast food. Esta costumbre gastronómica nace en los años cincuenta en New York y se le daba el nombre de "comida de carros".
En los últimos años ha llegado a nuestro país esta costumbre, pero tiene dificultades para establecerse, puesto que no existe una normativa para la regulación de este tipo de negocios gastronómicos y debido a que cada Autonomía tiene su propia legislación sobre esta modalidad, (en realidad, no la tiene) es complicada establecer una camioneta gastronómica, pues tan solo está limitada a eventos feriales y festivales o fiestas municipales.
Podemos afirmar que siempre se enfrenta esta modalidad gastronómica con la normativa higiénico-sanitaria, que interesa tanto al producto que se vende como al vendedor que debe tener el carnet de manipulador de alimentos. Se ha intentado en grandes ciudades como Madrid y Barcelona pero sin mucho resultado, por todos los inconvenientes que hemos señalado, pero todo se puede cambiar, y en este caso debemos cambiar la legislación tan obsoleta que existe al respecto. Posiblemente esta es otra forma de adaptarnos a los tiempos, sino nuevos, sí diferentes.
Pero en todo esto, existe una incongruencia normativa, pues si bien este tipo de comida es permitida en eventos diversos donde la asiduidad de clientes es, a veces o siempre, muy superior a la que podría tener un establecimiento en un día normal en una calle de una ciudad española, con lo que conlleva de seguridad e higiene alimentaria, y sin embargo no suelen poner impedimento alguno. En resumen, tan solo hay que adaptar nuestra legislación higiénico-sanitaria respecto a esta modalidad gastronómica y una inspección acorde. Posiblemente sería una nueva forma de ver la gastronomía y una nueva manera de crear labranza en tiempos de crisis.
Via: elperiodico
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