domingo, 22 de febrero de 2015

Chipá, pan emblemático del Litoral

Esta preparación a base de harina de mandioca y queso es el resultado del encuentro entre guaraníes y jesuitas a partir del siglo XVII en América del Sur.
Para quienes decidan recorrer la Mesopotamia, región del noreste argentino también conocida como Litoral, va a resultar inevitable que terminen probando chipá, el pan de origen guaraní tradicional de toda esa zona.

Si bien ya es común encontrarlo fuera de la región y en las grandes ciudades como Buenos Aires, sigue siendo el pan emblemático del Litoral, con una historia similar a tantas preparaciones autóctonas que se nutrieron del encuentro entre los pueblos precolombinos y los conquistadores españoles.

En el caso del (o de la) chipá (al ser un término guaraní no debería llevar género), está documentado por los misioneros jesuitas que llegaron en el siglo XVII a la región delimitada por los ríos Paraguay, Paraná y Uruguay que ya existía un pan de mandioca elaborado por los indios guaraníes que habitaban toda esa área.

La introducción a la cultura guaraní de ganado bovino y aviar traído por los jesuitas hizo que la cocina autóctona incorporara los ingredientes provenientes de Europa. Fue así que los guaraníes aprendieron a consumir carne bovina, leche, manteca, queso y huevos. Y que sus preparaciones se enriquecieran con estos nuevos productos.

De esta manera tomó forma el actual chipá, que es elaborado con harina de mandioca, queso duro, leche, manteca y huevos (en el sur de Brasil se lo conoce como “pão de queijo”) y que se sirve en restaurantes y casas de familia pero también se vende en la calle. Este pan tiene forma de bollo pequeño (no más de 5 cm. de diámetro) y es crocante por fuera y tierno por dentro, con un marcado sabor a queso.

En la gastronomía del noreste argentino (que comparte con la cocina paraguaya por su origen guaraní) existen otras variantes del chipá pero que dejan de ser panes. Es así que se preparan en restaurantes y hogares el “chipá guasú”, que consiste en un pastel elaborado con choclo, o el “chipá so’o”, que es el mismo pastel relleno de carne vacuna picada (lo que se conoce como “so’o” en guaraní).

Existe la teoría que todos estos platos que forman parte de la cocina tradicional paraguaya son altamente calóricos porque tras la Guerra del Paraguay, en la cual gran parte de la población fue diezmada, las comidas diarias escaseaban, por lo que hacía falta alimentarse con muchas calorías para suplir el déficit alimenticio.



Fuente: academiaargentinagastronomia

La chipa, un símbolo de la identidad paraguaya.

La chipa, una masa salada elaborada a base de almidón de mandioca y queso, sobrevive a través de los siglos en Paraguay como el tentempié nacional por excelencia y un singular exponente del mestizaje cultural hispano guaraní.
En muchos puestos, la chipa se oferta con un vaso caliente de "mate cocido",/ EFE.
Prueba de su vigencia son sus variedades, hasta setenta, las cuales siguen componiendo el desayuno y la merienda tradicional del país.

Todas tienen un dominador común: la mandioca, originaría de América. Muchos ubican su origen en las Reducciones Jesuíticas, los pueblos para albergar a los nativos guaraníes establecidos por la orden de San Ignacio a partir del XVII en Paraguay y partes de Brasil y Argentina.

Sin embargo, algunas voces difieren de esa interpretación.

"No hay que olvidar que los franciscanos, que llegaron a Paraguay antes que los jesuitas, también fundaron reducciones. En cualquier caso, fueron los españoles los que trajeron el ganado y con ello los ingredientes para una dieta nueva", dijo a Efe la historiadora paraguaya, Margarita Miró.

Resultado de ese encuentro fue el sincretismo gastronómico, del que la chipa es un testigo viviente.

"Los guaraníes, que eran un pueblo sedentario, tenían su propio sistema alimentario, parte basado en una torta de harina de mandioca y de maíz. Con el contacto se añaden los huevos, la leche y el queso, y sale la chipa", explicó Miró.

Más allá de un mero cruce gastronómico, Miró defiende que el aporte misionero elevó la chipa a la condición de "pan sagrado", estando presente en los ritos del primer catolicismo guaraní.

"Debido a que no tiene levadura, el consumo de chipa se incluyó en los ritos de la Navidad, la Semana Santa o el Día de la Cruz; y no se descarta que a veces fuera utilizado en la consagración de la misa", apuntó la historiadora.

Por todas esas razones, Miró, autora del libro "La Alimentación y la Religiosidad Paraguaya", sostiene que la chipa es una de las herramientas que forjaron la identidad nacional de los paraguayos.

Se comprueba que en cualquier pueblo o ciudad de Paraguay, y en especial en las calles de Asunción, donde las chiperas venden su producto desde primeras horas de la mañana hasta bien entrada la tarde.

En muchos puestos, la chipa se oferta con un vaso caliente de "mate cocido", el popular "té paraguayo", que puede servirse coloreado con leche y endulzado con azúcar.

Además, la chipa ha pasado de ser una pequeña actividad comercial a toda una industria en Paraguay.

Un ejemplo es la empresa Hijas de Feliciana Fariña, establecida en Asunción en 1952, que empezó a elaborarlas en la villa de Caacupé, a unos 50 kilómetros de la capital.

Hoy la firma, dirigida por las cuatro hijas de Doña Feliciana, la fundadora, cuenta con más de un decena de establecimientos de venta en la capital paraguaya y da trabajo a 60 personas.

"Actualmente producimos unas 7.000 unidades diarias de chipa, pero no creo que hayamos perdido el sabor original que nos legó nuestra madre", dijo a Efe Andresa Fariña, una de las hermanas que dirigen el negocio.

La fábrica produce y hornea diversas clases de chipa como la "guasú" (grande en guaraní), la "pirú" (pequeñas rosquillas) o la "mestiza", que mezcla almidón de mandioca con harina de maíz, todas con un toque de anís.

Sin embargo, la más solicitada es la "chipa almidón", que lleva huevo, queso de vaca algo curado, leche en polvo y grasa vegetal, lo que la hace, según Fariña, apta para celíacos, que no pueden ingerir gluten.

La segunda variedad más vendida es la "chipa so'o", rellena con carne picada de vacuno y, por sus calorías, más recomendable para el almuerzo y para quienes no tienen problemas de sobrepeso.

Son algunas de la multitud de variaciones de la chipa en Paraguay, una de las banderas gastronómicas del país.




Fuente: ultimahora

domingo, 15 de febrero de 2015

Polémica en las redes: tereré conquista a argentinos, pero la “patente de su invención” causa roncha.


Ocurre que “hay antecedentes”. Primero fue la sopa paraguaya que había sido “era nomás” luego “torta correntina”. Después, la chipa que en el norte de nuestro vecino rioplantese ndaje se vende bajo el nombre de “pan chipá”.

En fin, ahora que el tereré se instaló en el gusto de los vecinos, en las redes sociales se discute ácidamente una supuesta ninguneada jefe acerca del origen de la refrescante bebida, cuyo “invento”, por otro lado, hasta fue “reclamado” por los brasileños en Mato Grosso do Sul.

“Una forma diferente de disfrutar el mate en verano se convirtió en la nueva costumbre adoptada por los jóvenes: el tereré. Siempre atentos a las nuevas tendencias y abiertos a probar lo nuevo, los argentinos de entre 18 y 34 años representan más del 50% de los consumidores de esta infusión que combina sabores frutales y yerba mate, dándole una vuelta de frescura al mate tradicional”, publicaba ayer La Nación, de Argentina, citando a una encuesta de TNS Gallup.

Del mismo relevamiento de campo se desprendió que el consumo del tereré “comenzó con fuerza en el Noreste argentino, con rapidez se extendió hacia Córdoba, Entre Ríos, Santa Fe y finalmente irrumpió en la Provincia y en Ciudad de Buenos Aires, donde creció exponencialmente en el último año.”

La nota incluso da “instrucciones” acerca de cómo preparar un “buen tereré”. Ojo, en vez de pohã ro’ỹsã, los argentinos le agregan jugo de frutas, siendo el más popular el de naranjas. El paso a paso del “buen tereré” también incluye la salvedad de que la bebida, al igual que el mate, se puede compartir. ¡Maravilla!


Y ya que estamos hablando de jugos azucarados en el tereré, vale recordar la modalidad “rusa” que causó furor durante un tiempo entre loperro, pero que después cayó en el olvido.

Finalmente cabe señalar que la polémica desatada a partir de este tema aparentemente está lejos de terminar.



Fuente: cronica.com.py

Francisco anticipa su visita a Paraguay: "Esperame con chipá"

La abogada Cristina Servín presenció una misa del Papa y tuvo la chance de estar cara a cara con él. "Es un milagro y una bendición que me hable", comentó.




La paraguaya Cristina Servín es abogada y nunca pensó que iba a estar frente a frente con el papa Francisco: "La vida hizo que esté ahí en un momento dado y es un milagro y una bendición que él se quede conmigo y que me hable. No se puede describir lo que se siente y lo que es", comentó durante una entrevista con ABC Color.

De acuerdo a lo que ella misma cuenta al diario paraguayo, viajó a París en enero para encontrarse con su pareja, el argentino Héctor Bertoni, con quien, si bien se conocieron años atrás, cada uno siguió su camino sin saber que décadas después se volverían a encontrar e iniciarían una relación.
Bertoni es militar y actualmente se desempeña como coordinador de un contingente de Naciones Unidas en Chipre. "'¿Qué querés conocer?', me preguntó (Héctor). 'Y París', le dije yo y acordamos encontrarnos en París. Ahí empezó nuestro recorrido", narra emocionada al periódico.

El diario cuenta que al finalizar su misión, los miembros del contingente de cascos azules pueden participar de una misa especialmente preparada para ellos en el Vaticano y él le había pedido que ella lo acompañara, pero jamás se imaginó que terminaría frente a Francisco.


"NO SE PUEDE DESCRIBIR LO QUE SE SIENTE"



"Hasta ahí pensé que era un recorrido dentro del Vaticano", dice Cristina. Una vez adentro y ya en el lugar donde se celebraría la misa, conversó con una mexicana que le comentó que había ido en busca de un milagro porque estaba a punto de perder su casa en España, donde vivía con su marido, y esperaba que la bendición del Papa la ayudara.

Fue entonces cuando Cristina preguntó: "¿Nosotros lo vamos a ver al Papa?" y la mujer le contestó que sí. Una vez que terminó la misa, comenta Bertoni al diario, el pontífice compartió unos mates con los militares y allí bendijo a un paraguayo que no dudó en extender su bandera.

"LA VIDA HIZO QUE ESTÉ AHÍ"



"Ahí le preguntaron los cascos azules cuándo iba a venir a Sudamérica y él respondió que en Argentina recién en el 2016, pero a Paraguay posiblemente en julio. Tampoco lo aseguró, dijoprobablemente, porque hay pues muchos detalles, pero esa es su intención", recordó Cristina sobre lo que conversó con el militar paraguayo que fue bendecido cuando extendió su bandera. Luego, el Papa se dirigió hacia la zona donde estaban los familiares.

"Yo estaba entre los parientes de los argentinos, entonces 'Argentina' dijo él (el Papa) y yo no sé si grité o si dije despacito: 'Yo soy paraguaya, de Caacupé'. Y se quedó frente a mí y ahí fue que me estiró, le estiré, no sentí más y me dijo: 'Y yo me estoy preparando para allá' y '¿en serio?', le dije yo. 'Te esperamos', y me dijo: 'Pero me tenés que esperar con chipá'", concluyó Cristina.



Fuente: infobae

Coquitos y rosquitas y chipá, llegan al mercado neoyorquino.

Exportar a una plaza como la estadounidense resulta todo un desafío, pero si la arista es enviar coquitos, rosquitas, palitos y chipa piru, se torna una iniciativa peculiar, teniendo en cuenta que son paraguayos residentes en Nueva York quienes reciben mensualmente partidas de estas exquisiteces propias de nuestro país (Paraguay).



Francisco Cañete está al frente de Más que pan SRL, empresa dedicada al rubro y que, luego de dos años de trámites y papeleo, tuvo la posibilidad de exportar a la Capital del Mundo –como es conocida la urbe neoyorquina– partidas de panificados que, según aclara el referente, constituyen más bien algo simbólico y de satisfacción personal colocar stock en un mercado muy competitivo, para que los compatriotas sigan degustando las tradiciones como si estuvieran en su tierra.

La historia se remonta a ocho años atrás, cuando Cañete y sus socios habían recurrido a la Cámara de Comercio Paraguayo-Americana con el fin de munirse de los requisitos para enviar, pero en ese tiempo tuvieron que desistir porque era mucha burocracia. Luego, les llegó la información de que una empresa afincada en Estados Unidos importaba productos paraguayos para venderlos a la comunidad de connacionales.

animados. Tomaron contacto con la firma y se renovaron los bríos para juntar documentaciones, con el fin de que todo quede certificado y concretar la exportación. “Enviamos la primera partida en 2012, y ahora estamos viendo la posibilidad de aumentar la variedad, ya que también recibimos el pedido de elaborar pan de Navidad, solo que con este producto es diferente, porque sería solo por una temporada hacia fin de año”, explica.

El nicho de mercado ya fue conquistado. De todas formas, Cañete aclara que en realidad los envíos representan un máximo de 3.000 dólares cada mes, lo que para el caudal de negocio que maneja con sus socios no constituye más que un deber y una satisfacción personal, algo simbólico, ya que el grueso del stock de Más que pan SRL es colocado en el mercado local.

La distribuidora en Nueva York es Guaraní Shipping, según consigna el dueño. Más que pan SRL es una empresa de índole familiar, los socios también se dedican al rubro de embutidos y carne suina. La perspectiva en el grupo es concretar la instalación de un frigorífico en la ciudad de Limpio, cuya construcción está avanzada en un 50%, según manifiesta.

El local de la empresa se encuentra en el barrio Trinidad, y de ahí cada mes salen los coquitos, rosquitas, palitos y chipa piru que los paraguayos residentes en Nueva York pueden adquirirlos y amainar de alguna forma el techaga’u de quienes están lejos, mediante el consumo de alimentos típicos del Paraguay.

Cañete refiere que entre los otros rubros tradicionales del país que también se pueden conseguir en mercados como el norteamericano, se encuentran la yerba, el dulce de guayaba, el jabón de coco y el cocido quemado en sobre, que consiguen abrirse paso y colocarse en algunas góndolas de las grandes urbes.

También hay empresas que lograron enviar buen stock de chipas envasadas (de la variedad conocida como piru) a otros países, como España, donde también reside una buena cantidad de paraguayos emigrados en la última década, y quienes pueden conservar durante casi un año los paquetes sin abrir, según comentan los fabricantes locales, que reciben referencias de compatriotas que gustan de estos manjares.



Fuente: ultimahora.com