lunes, 9 de mayo de 2016

Una pizzería te manda las pizzas a casa con una caja hecha de pizza!

Una pizzería de Nueva York ha tenido la idea más respetuosa con el medio ambiente y quizás más absurda. Han cambiado las tradicionales cajas de cartón de sus pizzas por otras hechas enteramente de pizza.



La idea la tuvo Sean Berthiaume, dueño de la pizzería Vinnie’s en Brooklyn, cuando vio numerosas cajas tiradas en las papeleras de su barrio. Sean pensó entonces que si creaba una caja que pudiera comerse entonces nadie la tiraría.



Berthiaume aseguró que realizará esta caja de pizza para cualquier cliente que lo desee y que estará disponible para ser enviada a domicilio con un coste total de 40 dólares (unos 35 euros). Por supuesto, la caja de pizza tiene en su interior la pizza que el cliente ha pedido.

A nosotros nos surgen dudas sobre esta idea: ¿La caja hecha de pizza no se mancha durante el trayecto? ¿No se pega la pizza que has pedido con el queso de la caja? ¿La caja de pizza es de un único sabor o puedes elegir que lleva?




Fuente: liopardo

lunes, 14 de diciembre de 2015

Cocinan la primera hamburguesa de laboratorio de 325.000 dólares

Ha tenido lugar en Londres la cata oficial de la primera hamburguesa de carne sintética del mundo. Dos voluntarios (Un investigador australiano y un crítico gastronómico de Chicago) han dado buena cuenta de la hamburguesa, cuya carne procede de 20.000 fibras de proteína de vacuno cultivadas completamente en laboratorio. El veredicto no es muy sorprendente: No sabe mal, pero hay que mejorarla.
El corresponsal de la BBC Pallab Gnosh fue informando, vía Twitter, del resultado de la cata. Ambos sujetos de prueba pidieron ketchup para afrontar el reto, pero eso no sirvió para ocultar ciertos aspectos raros de la carne sintética. Para empezar, no tiene nada de grasa, lo que la hace menos jugosa de lo esperado. El cultivo de células de grasa en laboratorio es todavía un callejón sin salida para los científicos.

Por otra parte, los catadores también encontraron la carne más dura y seca, y con un sabor peculiar, no desagradable, pero definitivamente diferente del de la carne natural.

La hamburguesa ha sido desarrollada gracias al trabajo del Dr. Mark Post y su equipo en la Universidad de Maastricht. El proyecto ha costado años de investigación y 325.000 dólares en inversión. La práctica totalidad de ese dinero ha sido donado por el cofundador de Google, Sergey Brin.

Post reconoce que aún tendrán que pasar 10 o 20 años antes de que la carne sintética llegue al mercado. Ahora mismo es demasiado cara de producir y aún hay que investigar más sobre sus efectos en el consumo. El investigador añade que, en cualquier caso, el desarrollo de una alternativa es necesario. La demanda de carne se ha incrementado de forma dramática debido al aumento de la población, y el sistema productivo de ganado está ya al límite.

Según The Economist, en 2007 la demanda de carne fue de 268 millones de toneladas, mientras que hace cincuenta años era sólo de 70 millones. La carne sintética podría producirse con sólo el 4% del ganado actual, y con un 45% menos de energía. Eso por no mencionar el beneficioso impacto medioambiental de reducir la ganadería intensiva. [The Verge y Pallab Ghosh]

Foto: kadluba bajo licencia Creative Commons

Sabores artificiales, los impostores del gusto.

En EE.UU., los gigantes de la industria prometen dejar de usarlos y un reciente libro plantea una paradoja inquietante: alimentos frescos cada vez más insípidos frente a productos industriales sabrosamente adictivos y de bajo valor nutricional.
Postrecitos lácteos con gusto a alfajor de maicena y dulce de leche. Papas fritas y snacks sabor “lomo a las finas hierbas”. Aguas de frutos rojos o tropicales que no contienen ni unos ni otros. Si hasta hace un tiempo las etiquetas en la góndola anunciaban sabores tradicionales (vainilla, queso, lima-limón, chocolate, frutilla), en los últimos años los alimentos y bebidas procesados han llevado el arte de la saborización industrial a extremos insólitos. En parte como consecuencia de los caprichos y engaños del marketing, pero también debido a la evolución y la sofisticación de un mercado que mueve millones alrededor del mundo, aunque a los ojos de los consumidores pase inadvertido: el de las compañías que crean (o recrean) sabores de laboratorio para su aplicación en los más diversos productos.
Presionadas por las demandas del público y el auge de la movida eco-foodie, en Estados Unidos grandes empresas alimenticias y cadenas de fast food han comenzado a informar sus intenciones de reducir o eliminar el uso de saborizantes artificiales y otros aditivos, tales como conservantes o colorantes. Recientemente, General Mills se comprometió a quitarlos de todos sus cereales para 2017. Mondelez, Kraft Foods, Subway, Taco Bell y Pizza Hut son otras de las corporaciones que han informado medidas similares.

Muchos analistas ven en estas acciones la sombra del greenwashing (mostrar una imagen sustentable que no condice con la cultura y las practicas efectivas de una organización) o, lisa y llanamente, la necesidad financiera de recuperar market share y revertir la caída en las ventas en detrimento de marcas o alternativas más naturales y auténticas. Pero, sea cual fuera la motivación, lo cierto es que por aquellos pagos los sabores sintéticos están en el centro del debate y hasta son el eje de un polémico libro que los responsabiliza por la crisis del sistema alimenticio.

EL EFECTO DORITO

“The Dorito Effect: the surprising new truth about food and flavor” (El efecto Dorito: la sorprendente nueva verdad sobre comida y sabor), escrito por el periodista Mark Schatzker, plantea la paradoja entre alimentos frescos cada vez más insípidos (por culpa de los transgénicos, los pesticidas y las modernas técnicas de agricultura intensiva), y productos industriales híper sabrosos pero vacíos nutricionalmente. El autor indaga en cómo el paladar de las generaciones jóvenes reconoce mejor los sabores “empaquetados” que los naturales, y postula la necesidad de reeducar el sentido del gusto. La epidemia de obesidad, enfermedades coronarias y diabetes no responde, a su juicio, al exceso de grasa, carbohidratos o cualquier otro nutriente en la dieta occidental estándar, sino al divorcio creciente entre sabor y nutrición: entre lo que nos gusta y lo que nos alimenta.

“Desde los años 40 –dice– hemos estado despojando de sabor a los alimentos que cultivamos. Esos tomates perfectamente redondos que adornan los pasillos de los supermercados son en su mayoría agua, y los pollos de grandes pechugas en los platos de nuestras cenas crecen tres veces más rápido que antes, lo que los deja secos e insípidos”. En simultáneo –apunta–, se dieron saltos tecnológicos que permiten producir en tubos de ensayo los sabores que se están perdiendo en los campos y las granjas. “Hemos interferido con un lenguaje químico ancestral, el sabor, que evolucionó para guiar nuestra nutrición, no para destruirla”, lamenta Schatzker. Y agrega: “Quebramos la conexión entre sabor y nutrición al crear sabores sintéticos y alimentos que saben deliciosos, pero carecen de nutrientes”.

Lejos de resignarse, sin embargo, plantea que es posible re-entrenar poco a poco el paladar para reconocer (y preferir) los sabores reales de los ingredientes frescos, integrales y no manipulados. “Nos hemos convencido de que nuestra adicción al sabor es el inconveniente, cuando en realidad es la solución: estamos a las puertas de una nueva revolución en agricultura que nos permitirá comer más sano y disfrutar los sabores del modo en que la naturaleza los ha concebido”, concluye.

FÁBRICAS DE SABOR

Es probable que nunca hayas oído hablar de firmas como las suizas Givaudan y Firmenich, la alemana Symrise o la japonesa Takasago. Pero son nada menos que los tanques globales de un negocio que factura 25.000 millones de dólares al año (un 13,6% más que en 2010) y que diseña productos que van desde sabores para alimentación humana y animal hasta fragancias para aromatizar ambientes, cosméticos, artículos de higiene o prendas de vestir. Givaudan, por ejemplo, emplea a unos 10.000 trabajadores y está presente en 80 países, con plantas productivas en 34. Un dato: entre sus accionistas principales, figura un tal Nestlé.

Presentes en lácteos, bebidas, cereales, sopas, snacks y embutidos, los saborizantes se usan para potenciar el sabor, sustituir ingredientes o recuperar aromas que se pierden en el proceso productivo a gran escala. También para dotar a cada marca de una identidad particular y distinguirla de sus competidores, lo que implica el desarrollo de sabores a la medida de cada cliente. La ciencia al servicio de la saborización combina elementos para desarrollar líquidos, polvos o emulsiones que, al fin de cuentas, conferirán a un producto el factor mágico que puede convertirlo en un favorito de la góndola o condenarlo a un rotundo fracaso.

Durante el siglo XX, las compañías alimenticias advirtieron que ciertos compuestos volátiles se perdían durante el almacenamiento y que podían ser capturados y reintroducidos después. Técnicas complejas, como la llamada encapsulación (se “encierran” dichos compuestos en matrices de grasa vegetal), permiten que sabores se liberen progresivamente dentro de la boca. Estos trucos sensoriales facilitaron, entre otras cosas, la aparición de chicles con sabor más duradero. Los profesionales del rubro reconocen, sin embargo, que algunos sabores, como el del café recién molido, siguen resultando muy difíciles de imitar.

ARTIFICIALES VS. NATURALES

Los aditivos aromatizantes y saborizantes pueden ser naturales o sintéticos. Los primeros, según el reglamento técnico del Mercosur en la materia, se obtienen a partir de materias primas naturales (aceites esenciales, extractos, bálsamos), mientras que los sintéticos surgen de procesos químicos y a su vez se clasifican en a) idénticos a los naturales (provienen de materias primas de origen animal o vegetal) y b) artificiales (compuestos que no han sido identificados en productos de origen animal o vegetal). En otras palabras: los naturales se crean a partir de cosas comestibles y los artificiales, de elementos no comestibles. Incluso hay saborizantes químicos que pueden ser hechos tanto de fuentes naturales como artificiales: la molécula es la misma, pero el camino para elaborarla es diferente.

“Los químicos sintéticos en los saborizantes artificiales, por lo general, se producen a un costo menor y son potencialmente más seguros, porque han sido testeados con rigurosidad”, asegura Dina Spector en el artículo “La sorprendente verdad sobre cuántos químicos hay en todo lo que comemos”, publicado en 2014 por Business Insider. ¿Son, entonces, nocivas o peligrosas para la salud estas sustancias? Desde las filas de la nutrición alternativa, se las demoniza y se les atribuye una larga lista de efectos adversos. Pero el consenso nutricional dominante relativiza esas alarmas, considerándolas seguras e inocuas.

Como sea, el debate sobre los riesgos de los saborizantes y la dicotomía artificiales vs. naturales esconde el verdadero problema: la expansión de estos aditivos que hacen las veces de “impostores del gusto” es señal de que la comida procesada está ganándole la batalla a la real. Y, como plantea Schatzker en El efecto Dorito, la brecha entre sabor y nutrición nunca fue tan grande como ahora.

LA BANANA ES OTRA COSA

El mundo de los saborizantes guarda varias curiosidades que explican por qué el sabor de un producto es tan diferente al del producto verdadero. Por ejemplo: una leyenda nunca confirmada (ni desmentida) cuenta que el sabor artificial de la banana fue desarrollado a partir de una antigua variedad llamada Gros Michael, que desapareció el siglo pasado por una plaga causada por el hongo Fusarium oxysporum o “Mal de Panamá”. Luego los productores cultivaron una cepa distinta, la Cavendish, que no sabe igual que la Gros Michael. De ahí que muchos productos sabor banana difieran tanto de la sensación que el paladar asocia a esta fruta. Cabe preguntarse lo mismo con varios otros sabores que predominan en los productos industriales y que poco tienen que ver con el sabor original del vegetal en cuestión.

Por Ariel Duer



Fuente: Planeta Joy

El perrito caliente más caro del mundo no se come en Nueva York

Los perritos calientes (o frankfurts) que uno puede zamparse en esos puestos callejeros de la ciudad de Nueva York, seamos francos, distan mucho de ser una delicatessen. Son baratos, aportan calorías y pueden obtenerse en cualquier momento, ésas son sus principales ventajas.

Si queremos un perrito de mayor nivel gastronómico quizá deberíamos acudir al Gray's Papaya. Pero si de verdad queréis probar un perrito caliente delicioso (al menos por su precio deberá serlo) entonces no deberéis buscar un puesto ambulante en Nueva York, sino en Seattle.

El distribuidor de comida ambulante Tokio Dog puede servirte en la ciudad de Seattle el perrito caliente más caro del mundo, el Junni Bahn. Eso sí, hay que pedirlo con dos semanas de antelación.
No en vano, la elaboración es extremadamente precisa. El perrito está compuesto de un bratwurst de queso ahumado de 30 centímetros, lomo de wagyu, setas maitake, cebollas teriyaki, foie, láminas de trufa negra, caviar y mayonesa japonesa. Todo ello servido en un pan de leche o brioche.

El precio de este perrito caliente es un tanto prohibitivo: 169 dólares contantes y sonantes, superando el récord anterior del California Capitol City Dawg, de 18 pulgadas y a la venta por 145,49 dólares en el Capitol Dawg de Sacramento, California. Pero no todo es ganancia para el restaurante, pues parte de lo recaudado va para la Cruz Roja de Estados Unidos.





Fuente: bustle

miércoles, 11 de noviembre de 2015

Food Trucks, banquete de boda en cuatro ruedas

Atrás han quedado las épocas en las que las bodas eran eventos formales en donde todo estaba perfectamente ubicado, la decoración era en colores suaves y románticos y los invitados estaban vestidos con una formalidad propia de una fiesta tradicional.
Hoy las bodas irradian alegría y serenidad al tiempo que se transforman en un escenario de celebración, en donde se le rinde homenaje al amor a través de la unión de una pareja que desea apostarlo todo presumiendo un futuro feliz.
Podríamos pensar que esta nueva forma de celebrar una boda es mucho más real e interesante. Los novios festejan con sus amigos y familiares y nada está dicho de antemano. Los invitados también encuentran en estas bodas el disfrute y se dejan llevar por la música de la banda en vivo o por los sonidos de la naturaleza cuando la boda se celebra puertas afuera. La decoración es sencilla pero efectiva y todo, o casi todo, está permitido.
En este escenario, los nuevos food trucks dan cuenta del nuevo territorio conquistado.
Por lo general, se trata de camioncitos de colores llamativos. Incluso llevan logo o algún dibujo alegórico. Los camiones de comida son el nuevo hito del mundo gourmet y se han multiplicado en el mundo. Es una moda informal que gana cada vez más adeptos y tiene un gran punto de partida: una inversión baja.

Para tener uno no hace falta ser millonario o tener una cadena. Basta con un camión con cocina y demás artilugios, y, eso sí, un cocinero especializado que regale fantasía a nuestros paladares. Aquí está el gran secreto. El resto es el comentario de boca en boca y la constancia en el trabajo.

Con esta fórmula, los camiones de comida se han vuelto multitud y hoy podemos encontrarlos en muchas ciudades. Pero la novedad es que también han irrumpido en las bodas, para regalarnos cafés calientes, cupcakes diseñados con los colores del evento y hasta hamburguesas gourmet si el menú incluye platos informales.
La informalidad ha llegado para quedarse y celebramos el cambio pues hoy es posible acompañar a los novios con un sentido entusiasmo a lo largo de esta jornada feliz aprovechando la ocasión para conversar, reír o simplemente dejarse llevar. La clásica monotonía de siempre ha cedido terreno frente a una impronta mucho más natural que da lugar a nuevas composiciones – tanto sociales como espaciales- que transforman las bodas en eventos divertidos, sensibles y cercanos.

La idea de un camión estacionado en una boda puede sonar extraña pero se vuelve acertada en una época en la que los food truck son tendencia y entonces hablan de una boda moderna y con estilo, remiten a una celebración que da lugar a la espontaneidad y a comer parados en medio del parque, pudiendo elegir y repetir el plato si es que ha gustado mucho.

Lo ideal es contratar el servicio si celebras una boda al aire libre aunque también pueden ser funcionales si la recepción es en un lugar exterior. Por otra parte, los food trucks son perfectos para el shooting, una escenografía fantástica para dar con esas fotos de estilo Instagram que hoy eligen muchos novios.

Hay muchas razones para tener un food truck en una boda pero si eliges un camión de estilo vintage entonces tendrás mucho más a tu favor. Cada vez hay más proveedores de camiones de comida pensados para boda que aportan esa impronta bohemia pero actual al mismo tiempo. Los diseños varían así como también el modelo de camión así es que hay mucho por descubrir hasta dar en la tecla.






Fuente: bezzia

domingo, 25 de octubre de 2015

Los 10 fallos del vino (Imperdible)

¿Cómo identificamos visualmente los defectos del vino? ¿A que huelen los vinos que se han perdido? ¿Y su sabor?
Como podemos observar en el cuadro inferior, cada defecto tiene un origen diferente, y como todo en la vida, algunos se pueden minimizar o recuperar, otros lamentablemente estropearán el vino.

1.- Oxidación


La oxigenación produce un defecto por contacto excesivo del vino con el aire, la oxidación, que provoca una alteración perjudicial del sabor, un aspecto poco brillante y en algunos casos colores tirando a marrón, así como un aroma plano y débil y en los peores casos rancios o ajerezados. Un vino oxigenado será casi irrecuperable.

2.- Reducción


Por otro lado la reducción, reacción opuesta a la oxidación por falta de oxígeno, que realiza el vino en botella, y que suele ser beneficiosa para éste, también puede generar, sin embargo, olores desagradables con recuerdos a fármacos, quemado, huevo podrido... Estos malos olores se llaman tufos de reducción y se dan con más frecuencia en vinos viejos con muchos años en botella, aunque también pueden darse en vinos jóvenes que han sido trasegados demasiado tarde o embotellados prematuramente sin haber aireado. Es posible mejorar algo el estado de estos vinos decantándolos o aireándolos.

3.- Sulfuroso


Debido al uso de azufre en la elaboración, el vino puede conservar sabores de anhídrido sulfuroso (olor acre, similar al de una cerilla al encenderse) o del ácido sulfhídrico (olor a huevo podrido, caucho o ajo), que posiblemente se mejoren mucho aireando el vino.

4.- Defectos del corcho


El corcho no huele, así que cuando se dice ‘olor a corcho’ se quiere decir simplemente que huele mal, concretamente a moho. Ocurre cuando en las fisuras del corcho se alojan hongos o bacterias. Estas bacterias forman el moho, el cual produce un olor desagradable que se transmite al vino. Es un problema grave pues es casi imposible quitar el olor, ya que al airear el vino se potenciará. Irónicamente es un defecto que no depende de la calidad del corcho, sino de la elaboración del vino, ya que suele producirse en los vinos poco alcohólicos.

5.- Vino picado o avinagrado


Cuando el vino huele a vinagre, por exceso de ácido acético, probablemente sea debido a demasiada sequedad en la bodega que comprime el tapón permitiendo la entrada de oxigeno, o a un mal proceso de maduración. Es el error más habitual en la elaboración del vino y produce lo que de denomina como vino ‘picado’, aunque hoy en día muchos consumidores emplean este término para cualquier tipo de defecto en el vino.

6.- Cristales


Un defecto visual del vino, sobre todo en los blancos, que llama mucho la atención en los consumidores, son los ‘Cristales en el fondo de la botella’. Se trata simplemente de una cristalización de los bí-tartratos, un componente natural del vino que se suele eliminar al elaborarlo mediante tratamientos en frío; pero que en vinos de gran calidad no se suelen realizar para evitar que pierdan cualidades, así que es precisamente en éstos vinos de alta calidad donde es más fácil que se formen cristales; de hecho se trata de un problema sólo visual, pues no afectan a las cualidades del vino en absoluto; basta con eliminarlos decantando el vino.

7.- Posos


Por su parte, un defecto visual que puede darse en los tintos de manera más habitual es la ‘Materia colorante depositada en el fondo’ o ‘ posos’. Se trata de una característica normal y natural del vino, cuyas materias colorantes tienden a decantarse con el tiempo formando sedimentos y abriendo el color del vino. Al igual que en los cristales, es un defecto simplemente visual pero que prueba lo natural del proceso de elaboración de ese vino, ya que indica que no se han realizado filtrados, tratamientos en frío ni técnicas por el estilo. En todo caso, como condiciona ligeramente la textura del vino y su sabor (los posos son algo amargos) conviene no verterlos en la copa. por lo que o bien se dejará reposar la botella en vertical unas horas antes de beberla o, se decantará el vino.

8.- Burbujas


Las ‘burbujas de segunda fermentación’ puede ser un defecto positivo en el vino, especialmente en los blancos o rosados, pero también señal de una segunda fermentación no deseada, especialmente en los tintos que dan una amargura o avinagramiento al vino.

9.- Madera


En vino afectado negativamente por la madera adquirirá un color pardo y sin brillo, su olor será muy débil y plano y tendrá un excesivo sabor a madera y en algunos casos sabor agridulce.

10.- Agentes químicos


Por último existen una serie de defectos por alteraciones o quiebras de origen químico o enfermedades de origen microbiano o simplemente un ‘vino enfermo’. Hay numerosos agentes químicos o bacterianos que pueden dañar las cualidades del vino, haciéndolo incluso no apto para el consumo (si bien hay otros que son beneficiosos. como los causantes de la fermentación maloláctica).

Afortunadamente los métodos de elaboración han avanzado mucho y la tecnología ha ayudado a evitar gran parte de estos errores, aunque a pesar de todo, sigan existiendo.





Fuente: vinetur

Revelan el mayor secreto: ¿cómo beber mucha cerveza sin embriagarse?

Un periodista de la revista Esquire reveló en un artículo cómo alguien puede beber toda la noche sin llegar a emborracharse. El reportero recibió el secreto del legendario Kim Koch, famoso fundador y co-presidente de Boston Beer Company, una mítica fábrica de cerveza.
Aaron Goldfarb, el periodista de Esquire, tuvo la oportunidad de entrevistar a Koch, quien intencionalmente lo invitó a tomar varias cervezas. Cuando el reportero ya sufría los primeros síntomas por la bebida, el fabricante le dijo que le daría el secreto.
Koch le reveló a Goldfarb que el secreto es la levadura seca y que basta con mezclarla con un poco de yogurt para obtener un mejor sabor e ingerir una cucharada pequeña antes de cada cerveza para evitar las borracheras.
“Una cucharadita con levadura justo antes de empezar a beber”, afirmó el maestro Koch, quien aprendió esto gracias a su amigo, el doctor Joseph Owades, un genio con doctorado en bioquímica en el Brooklyn Polytechnic Institute, y experto en procesos de fermentación.
El secreto consiste en que al tomar la levadura, el AHD descompone el alcohol ingerido antes de que este ingrese al torrente sanguíneo y de esta forma impide que llegue al cerebro, contrarrestando sus efectos.



Fuente: soy502

sábado, 24 de octubre de 2015

La hipocresía de cobrar las bolsas de la compra

La hipocresía de cobrar las bolsas de la compra finalmente se ha extendido a casi todos los supermercados e hipermercados, enarbolando en todo momento la bandera del ecologismo y la reducción de residuos, que queda genial de cara a la galería, cuando en realidad los motivos no son esos.

Hablo de hipocresía porque aunque es totalmente cierto que al cobrar las bolsas se reduce su consumo y, por ende, los residuos que provocan, no es menos cierto que de todas las medidas de ahorro de plástico que se podían tomar es la que menos impacto real tiene en el medio ambiente y, curiosamente, la única que tiene una repercusión económica directa sobre el consumidor y no sobre el establecimiento.
Antes de entrar en materia, también quiero aclarar que esta nueva política entra dentro del Plan Nacional Integrado de Residuos, y que mi queja no va en contra de esa medida, sino más bien a que sea algo totalmente anecdótico dado la ingente cantidad de plástico que se gasta innecesariamente en embalajes de todo tipo y porque, de todo el plástico que me llevo del supermercado, la bolsa de la compra era lo único que reutilizaba (como bolsa de basura).
La cuestión importante es que si los supermercados e hipermercados verdaderamente tienen tanta conciencia ecológica como nos quieren hacer creer, carece de toda lógica que yo, en mi nueva y flamante bolsa de rafia o mi maravilloso carrito de la compra, en vez de productos a granel envueltos en finas bolsas o en papel, meta carne y verdura envasada en bandejas de porexpan, que tiene pinta de ser de lo más biodegradable.
Eso por no hablar del embalaje excesivo de muchos otros productos, como los “packs ahorro” envueltos en más plástico aún, por poner un ejemplo flagrante, o que hayan desaparecido los envases retornables de la faz de la tierra, con lo que eso fomentaba no el reciclaje, sino la reutilización, que es mucho mejor.
Pero por lo visto eso no interesa, porque prefieren que compre seis hamburguesas en su bandeja a que compre las cuatro que necesito, o un kilo de limones cuando solo quiero dos. Básicamente porque es mejor que el cliente pague más de lo que necesita y luego lo tenga que tirar, aunque eso conlleve endosar una bandeja que mil años después aún sigue sin descomponerse.
Obviamente, los consumidores también tenemos parte de la culpa, al preferir pasar como una exhalación por el supermercado cogiendo bandejas a hacer cola en el mostrador de la carnicería o la verdulería. Pero eso no le resta ni un ápice de hipocresía a llenarse la boca hablando de la maravillosa reducción de residuos que supone cobrar las bolsas de la compra (si la gente no las paga, claro), cuando hay mucho más que reducir en el interior del supermercado.
Si a todo eso le sumamos el hecho de que mucha gente reutilizaba esas bolsas como bolsas de basura, con las que luego llevar al contenedor la desproporcionada cantidad de plástico que venía junto con tu comida, pues podéis entender que me parezca una tomadura de pelo pretender cobrar las bolsas de la compra bajo el paraguas del ecologismo sin tomar ninguna otra medida (igual de drástica) en consonancia.




Fuente: directoalpaladar

Sabores de helados que no te creerías y por desgracia existen

Creo no hay duda de que el verano y los helados hacen una pareja perfecta. Los productores, marcas y artesanos lo saben, y por eso cada año encaran la temporada con novedades para atraer al cliente. Últimamente parece que todo vale pero hay algunas propuestas más que cuestionables, como estos sabores de helados que no te creerías y por desgracia existen.

Lejos queda esa época en la que los sabores de helado se podían contar con los dedos de una mano. Se dice que en la variedad está el gusto, pero algunas heladerías se pasan de la raya ofreciendo una lista interminable de opciones. Así hemos llegado a sabores de helados muy diferentes, unos originales y curiosos, otros atrevidos y revolucionarios, y algunos totalmente innecesarios.

Helado de jamón ibérico


Tengo un amigo que es un auténtico apasionado del jamón ibérico, pero rechaza cualquier plato o producto que lo incorpore como ingrediente - salvo un buen bocadillo -. Opina que una delicia gastronómica como el buen ibérico se disfruta mucho más por sí mismo. Obviamente, el helado de jamón ibérico le parece una aberración.
No dudo en que puede ser todo un hallazgo gastronómico, y probablemente tenga más aplicaciones en la alta cocina, pero a mí tampoco me convence mucho la idea de convertir un producto como el jamón en un helado cremoso. El contraste salado con la base láctea puede ser interesante pero, ¿merece la pena “malgastarlo” así?

Helado de caviar


El francés Philippe Faur es todo un maestro de los helados de alta calidad, pero quizá se ha ganado fama mundial más por sus productos innovadores. Y es que tras los helados de trufa, foie o roquefort, su última gran creación ha sido el sorbete de caviar, aunque para mí es más bien un helado ya que incorpora nata en sus ingredientes.
Se prepara con un 60% de caviar de esturión, siendo por tanto un producto de lujo al alcance de pocos. No puedo opinar sobre si el caviar es realmente un manjar exquisito, pero de lo que sí tengo dudas es que merezca la pena procesarlo para convertirlo en un helado, por muchos usos que pueda tener en la alta gastronomía.

Helado de ajo


El ajo, un producto que a veces pasa muy desapercibido pero que tan fundamental es en muchas recetas, ¿puede ser por sí mismo un sabor de helado? Hoy en día ya no sorprende, pero quizá llamaba más la atención cuando comenzaron a celebrarse festivales en su honor, como el Garlic Festival de Gilroy.
Yo personalmente busco refrescarme el paladar y el estómago cuando tomo un helado, así que no me convence el regusto final que tiene que dejar uno de ajo. Al parecer los hay muy sutiles, pero el "auténtico" helado de ajo tiene un sabor muy fuerte. Combinar ajo con nata o leche no me parece una gran idea, digestivamente hablando. Quizá con ajo negro cambiaría.

Helado de cerveza


Los más cerveceros podrán dejar una opinión más experta en este tema, pero yo he probado algún helado de cerveza y la verdad, no veo mucho el sentido. Una buena cerveza se disfruta plenamente en su estado líquido natural, con su espuma, su gas y su temperatura adecuada.
Puede que no me convenza por el mismo motivo que no me gustan las cosas con sabor a “cola”. El sabor puro de la cerveza, que además se pierde mucho al procesarla, tiene poco interés convertido en un helado. No está malo, pero podría ganar más si la cerveza fuera un ingrediente más reforzando otros sabores, y no convertida en el helado en sí mismo.

Helado de puré de patatas, guisantes, salchichas y salsa


Efectivamente, no suena muy apetitoso. Esta comida completa en formato helado fue una estrategia comercial de la compañía británica Aunt Bessie’s, que pensó en dar una vuelta de tuerca a uno de los platos combinados más típicos en las islas.
El clima británico no es muy propicio a disfrutar de helados todo el año, así que pensaron en proporcionar a la gente “el placer de comer en un cono” sirviendo su combo de puré, guisantes, salchichas y salsa como si se tratara de un helado. Me temo que el aspecto no invita a degustarlo.

Helados de pescado


Intento imaginar los contrastes de sabor dulce y salado, o los juegos que podrían dar ciertos ingredientes bien combinados en un helado, pero los sabores de pescados y mariscos no se me antojan muy apetecibles para comer en un cucurucho o tarrina.
Existen variedades por todo el mundo, empezando por Asia y sobre todo en el mercado japonés, y también se ha hecho popular el de salmón y en España los de boquerones en vinagre, chipirones en su tinta o incluso bacalao al pil pil. A priori me parecen versiones algo más elaboradas de purés de pescado, definitivamente no para disfrutar en un cucurucho o como postre.

Helado de empanada gallega


¿Cómo convertir un plato tan característico como la empanada en un helado? Mejor habría que preguntarse, ¿por qué? La buena empanada gallega es un auténtico manjar de nuestra gastronomía, con su pareja perfecta de masa y relleno, y no veo la necesidad de triturarlo todo y mezclarlo con ingredientes lácteos.
Estoy segura de que sus artífices han conseguido reproducir fielmente el sabor de la empanada, pero en mi humilde opinión perder esa combinación de la rica masa con los jugosos ingredientes del relleno es perder la esencia de la empanada. Ni siquiera se me ocurren aplicaciones para platos de alta cocina.

Helado de chicle y helado pitufo


Los colores chillones y totalmente artificiales de estos sabores ya deberían hacernos dudar de su calidad nutricional. En primer lugar, ¿a qué sabe un chicle? Depende de su variedad, pero realmente hay un sabor a chicle mundialmente establecido, producto de mezclas de diversos aromas.
El chicle por sí mismo no es un ingrediente, y el pitufo mucho menos. Por algún motivo se han extendido los dulces y golosinas de colores como ese azul imposible o el rosa, cargadísimos de azúcar, llegando también a los helados. Son bombas azucaradas de las que mejor alejarse.

Helado de pizza


Los productos que se anuncian como “con sabor a pizza” me dan mala espina, pero en este caso el helado de pizza es literal. A la clásica base de nata se añade pasta de tomate, albahaca, ajo, concentrado de tomate y orégano, consiguiendo así un helado cremoso de sabores… ¿italianos?
La invención es obra de Little Baby's Ice Cream en Philadelphia, donde acostumbran a crear sabores peculiares cada temporada, como el helado de palomitas o el de curry de calabaza. Por mucho que me encante la pizza, me viene a la mente el recuerdo de una película en la que preparaban batido de pizza triturando varias porciones con leche. No me resulta muy apetitoso.

Helado de chorizo y caramelo


Es bien conocida la pasión que tienen fuera de nuestro país por el chorizo, especialmente los anglosajones. Les encanta poner chorizo a casi todo, ni siquiera la paella se salva. Al igual que hacen con el bacon, también parece causar furor el chorizo en dulces y postres.
La heladería OddFellows Ice Cream Co de Nueva York tiene entre sus sabores más populares el, digamos original, helado de chorizo con remolino de caramelo. Sé que el contraste dulce-salado puede dar grandes resultados, pero no sé si este es el caso. Claro que habría que saber primero qué tipo de chorizo emplean allí para preparar esta variedad.

Helado de espaguetis


Seguramente muchos habréis visto el clásico helado falso de espaguetis en la carta de muchas heladerías - es algo un poco viejuno, como el Pinocho -. La gracia de este producto es que el helado, de sabor tradicional como chocolate blanco o vainilla con salsa de fresa, imita la forma y colores de los espaguetis.
También hay heladerías que ofrecen el producto literal: unos espaguetis con su salsa y queso en forma de helado. Por lo que he podido leer, hay versiones cremosas pero también con tropezones, es decir, con la pasta mezclada en la crema del helado. Soy partidaria de los helados con trocitos de ingredientes que potencian los sabores, pero una cosa son pedazos de chocolate o galleta y otra espaguetis enteros.

Bonus: Helados clásicos de penosa calidad


Elaborar un buen helado de calidad requiere dominar ciertas técnicas, pero se pueden conseguir también versiones más humildes con grandes resultados. Por eso me indigna tanto encontrarme con helados profesionales de calidad ínfima.
Helados de frutas de colores sospechosamente radioactivos, texturas llenas de hielo, variedades que sólo saben a azúcar, aromas extraños en sabores aparentemente simples, o, el helado más maltratado de todos: la vainilla. Si un helado de vainilla es de color amarillo fosforito y no contiene los puntitos que demuestran la presencia de la vaina natural, empezad a sospechar.
A priori es positivo que el mundo de la gastronomía no deje de investigar e innovar buscando propuestas diferentes en la cocina, pero a veces hay que saber poner ciertos límites. Por muy rico que esté un plato puede que no sea tan buena idea convertirlo en un helado.
Algunos de estos sabores pueden tener usos interesantes en la alta cocina como parte de un menú más elaborado, pero no para degustarlos por la calle en un cucurucho. Hay algunos sabores de helados que simplemente no deberían existir.




¿Qué es la cocina al vacío o Sous Vide?

Se realiza con el producto crudo, porcionado y condimentado, envasado al vacío y cocinado en un baño maría electroestático, todo esto bajo estrictas normas de seguridad e higiene, seguido de un rapidísimo enfriamiento en un abatidor de temperatura.
Con este sistema, la concentración de sabores es óptima, dando como resultado un producto de muy alta calidad y la ventaja más importante es que una vez cocinado y enfriado el producto se conservar hasta 21 días en el refrigerador listo para su uso. Para esto solo es necesario restaurar la temperatura adecuada de servicio, emplatarlos, decorar y servir.
Adicionalmente se destaca los significativos ahorros producidos por la menor merma durante la cocción.

¿Qué ventajas aporta la cocina al vacío?


1. Fundamentalmente tenemos un producto de primerísima calidad

Dado que es un sistema de cocción por concentración los productos resultantes son de inmejorable calidad organoléptica ya que conservan todas las sustancias volátiles e hidrosolubles dentro del alimento, sobre todos los componentes aromáticos. Y al ser cocinados en su temperatura justa conservamos las mejores texturas de cada uno.

2. Conservación del producto

Los productos se pueden mantener a 3º hasta 21 días o a –18° grados hasta 1 año listos para el servicio.

3. Gran practicidad

Solo hay que calentar el producto dentro de su bolsa y servirlo, evitando así ensuciar cacerolas, planchas, etc. Los métodos pueden ser:

 Inmersión en agua caliente

 Baño maría electrónico

 Horno de microondas

 Métodos tradicionales (sartén, parrilla, freidora, etc.)

4. Seguridad alimentaria

La producción se hace bajo estrictas normas de seguridad e higiene y el envasado al vacío y su posterior pasteurización, garantizan la inocuidad de los alimentos.

5. Producto 100% natural

Dadas las características del producto no es necesario la adición de conservantes convirtiéndolo en un producto naturalmente sano y natural.

6. ¿Cuáles son los mercados consumidores?


 Individuos en supermercados o locales gourmet

 Empresas de catering

 Comedores industriales, hospitalarios, escolares, etc.

 Delivery en oficinas

 Campamentos remotos (petróleo, gas, mineros)

 Turismo. Cabañas, hoteles, embarcaciones, etc.

 Fábrica de pastas artesanales y comidas light.

 Fábricas de comida en general.

7. Que productos se pueden cocinar


 Carnes de todo tipo, incluso las más duras ya que con una cocción adecuada se pueden ablandar perfectamente.

 Pescados, mariscos.

 Verduras y frutas.

 Cereales y legumbres.

8. Otros beneficios


 Pasteurización de productos cocinados en forma tradicional alargando la vida útil del mismo.

 Mínimo desperdicio

 Reducción de mermas.

 Mejora la oportunidad y calidad de compra.

 Mayor velocidad y simplicidad de servicio.

 Mejores platos y mejores presentaciones.

 Stock real.

 Costo exacto del plato.

 Reducción de lavado de utensilios con el consecuente ahorro.

 Reducción de personal a la hora del servicio y la producción.

 Estandarización del producto tanto en cantidad como en
calidad.

9. Conclusión

Este sistema utilizado solo o en combinación con otras técnicas tradicionales de cocina nos brinda una amplia gama de productos de muy alta calidad, para su consumo inmediato o diferido, siendo una de las tecnologías más avanzadas de la actualidad.




Fuente: caminogastronomico

¿Cómo se cata un café?

El método de cata de café más extendido es el conocido como "cata a la brasileña" en el que los catadores valoran no un café terminado, listo para tomar, sino una ligera infusión que permite percibir la mayoría de las características del producto.
Los cafés a catar deben ser presentados en todas sus formas: en una bandejita el grano verde, en otra el grano tostado y finalmente la infusión, de la que hay que disponer al menos de dos tazas de cada variedad por persona.

Como primer paso los catadores deben examinar y oler los granos de café, los granos lisos tienden a ser de menor calidad, mientras que los granos arrugados poseen mayor calidad y generalmente son clasificados como café gourmet.

Luego se muelen los granos en un molino que permite descubrir la frescura del café y anticipar algunas de las cualidades o defectos que se identificarán en la infusión

La taza de café se debe realizar con agua purificada, debido a que el agua potable posee minerales que interfieren en el sabor final de la bebida. Se echan 8 gramos de café tostado molido a los que se añaden 150 centilitros de agua a punto de hervir. El café inicialmente flota, formando como una costra que paulatinamente se hundirá. A los tres minutos, se remueve con la cucharilla, se separa el poco café que aún flote y se empieza la fase principal de la cata.

Con una cuchara se toman muestras de café que se ingieren con un potente sorbo para pasar la bebida por el paladar de la boca. El proceso se repite varias veces para detectar características la dulzura, acidez, cuerpo o resabio del café. Para valorar el aroma se moja la cucharilla y se coloca horizontalmente sobre la taza, con la parte convexa hacia arriba. Al acercar la nariz, se captan intensamente los vapores de la infusión.




Via: espana.gastronomia

Un helado resistente al calor

Un grupo de investigadores de las universidades de Edimburgo y Dundee han descubierto una proteína natural que se puede utilizar para crear un helado más resistente al calor.
La proteína se une al aire, la grasa y el agua en los helados, creando una consistencia suave que permanece congelada por más tiempo y que podría evitar que un sabroso cono de helado se derrita en nuestra manos sin que nos demos cuenta.

Los científicos escoceses añaden que la citada proteína no afectaría al sabor e que incluso tendría beneficios para la salud  ya que permitiría que los helados se fabricasen con niveles más bajos de grasas saturadas, lo que significa menos calorías. "Mediante el uso de esta proteína estamos reemplazando algunas de las moléculas de grasa que se utilizan actualmente para estabilizar estas mezclas de aceite y agua", dijo a la BBC el profesor Cait MacPhee de la Universidad de Edimburgo, quien dirigió el proyecto.

El nuevo ingrediente despierta también otras expectativas. Se necesitaría menos energía para conservar el helado lo que, entre otras cosas, reduciría los costes de los camiones frigoríficos para la distribución.

Para verlo, tendremos que esperar entre tres y cinco años cuando se espera que puedan aplicarse los resultados de la investigación.




Via: espana.gastronomia