domingo, 12 de octubre de 2014

Talla de la tagua (semilla de Palma)

El tallado de la tagua consiste en moldear la semilla de la palma Phytelephas macrocarpa o palma de tagua, para obtener diferentes objetos.


Por: Antonio Tobón y Eloisa Lamilla Guerrero


 La talla en tagua con fines comerciales (no necesariamente artesanales) empezó en la colonia, cuando los españoles explotaron de manera intensiva la semilla que, por su dureza y contextura es llamada el “marfil vegetal”. La explotación, que tuvo su mayor punto de auge durante los siglos XIX y XX, se concentraba principalmente en las selvas del Pacífico colombiano. El destino de la materia prima extraída era Europa. El desarrollo de productos sintéticos a mediados del siglo XX (1930), disminuyó considerablemente la extracción de la semilla con fines de exportación. Sin embargo, en la misma época se inició el uso artesanal de la tagua.

El oficio de la talla en tagua tiene cerca de 100 años de existencia y trayectoria en algunos municipios boyacenses.

Diversas fuentes señalan que fue Horencio Bonilla quien inició el oficio de la talla en tagua en Chiquinquirá. Él enseñó a sus hijos (quienes poseen uno de los más importantes y reconocidos talleres de Tinjacá: Taller Bonilla y Vergara) y a otros artesanos locales que antes se dedicaban a la talla de madera, y que aprendieron en la “Escuela de Artes y Oficios” que había en la zona hasta 1945.

Individuos que desempeñan el oficio

La talla de la tagua involucra tanto a hombres y mujeres, cuyas edades oscilan entre los 40 y 50 años. Las tareas son compartidas y están designadas de acuerdo a lo que se consideran las habilidades de hombres y mujeres. Los hombres, entonces, son quienes procesan la semilla (la limpian) de ser necesario, y quienes tornean y construyen las piezas. Los torneros son generalmente hombres. En Tinjacá solo hay 2 o 3 mujeres que hacen trabajo en el torno. Las mujeres, por otra parte, se encargan de pulir las figuras. Ellas pintan, decoran y dan los acabados finales a las piezas, ya que es un trabajo que requiere mayor dedicación y delicadeza en la ejecución.

Hasta hace 15 años, había 50 familias de Tinjacá dedicadas al oficio, lo que cobijaba cerca de 100 torneros. Actualmente, sólo alrededor de 10 familias derivan su sustento diario del trabajo en tagua. Sin embargo, este número puede aumentar con el desarrollo del programa de reciclaje y producción de objetos artesanales biodegradables a partir de la viruta de la tagua.

Caracterización general de las materias primas

La tagua (Phytelefas pittieri), es una palma que crece en climas cálidos selváticos (Magdalena medio, Amazonía, Chocó biogeográfico). La semilla, que es utilizada en la elaboración de artesanías, tarda en crecer entre 6 y 12 meses, y en madurar entre 3 y 6 meses. La semilla, que puede tener el tamaño de una aceituna o de una naranja promedio, se encuentra al interior de un caparazón espinoso que contiene varias semillas o “nueces”. No hay cultivos extensivos de tagua, por lo que los artesanos comercializan la materia prima directamente con personas que se encargan de la extracción del material. La tagua se comercializa en forma de “nuez” (la semilla como tal) o el conjunto de pequeñas semillas en el caparazón. Una vez extraída del caparazón, queda una piedra blanca similar al marfil.

Los artesanos de Tinjacá realizan actualmente una campaña para aprovechar mejor todos los recursos de la tagua y para aportar al cuidado del medio ambiente. Por ello, no sólo hacen artesanías con la semilla sino con las virutas que quedan de la limpieza de la nuez y con las cáscaras del caparazón que las contiene. Esto no solo evita una contaminación potencial del medio ambiente, sino que permite sacar el máximo provecho económico a la materia prima. En ese sentido, también producen sobres, bolsas, esquemas, lámparas y papel para pintores usando papel producido de la viruta de la tagua.

Técnicas de elaboración

La semilla de la tagua se sujeta a un torno eléctrico que la hace girar a altas velocidades. Usando cuchillas y gubias -herramienta de cuerpo metálico usada generalmente en carpintería-, los artesanos moldean la nuez en movimiento dando forma a diferentes objetos con muy variadas figuras y acabados. Tornear una figura puede tomar entre 2 a 10 minutos.
Una vez formada la pieza (que puede ser un pesebre, jarras, trompo, pirinola, búhos, ajedrez, juegos de té, etc) se decora la figura a mano, con tintes negros, rojos y amarillos generalmente. Pintar una pieza tarda alrededor de 10 minutos. Además de eso se deja una hora para que la “pepa” absorba los tintes y luego se le ponen otros colores, también a mano. Todas las semillas de la tagua son huecas, por eso todas las piezas quedan con una perforación. Esta parte de la pieza final se rellena con viruta de la misma tagua y luego se lija.

Manifestaciones asociadas al oficio

En general, no existe ningún evento o escenario cultural particular donde se destaque este oficio y a sus artesanos. Sin embargo, debido a la importancia que tiene a nivel económico esta labor para los artesanos de Tinjacá, actualmente se están llevando a cabo iniciativas para promover talleres demostrativos donde se los talladores de tagua enseñen y transmitan su conocimiento.

Impactos relacionados con el oficio

Actualmente, el principal riesgo de la talla en tagua es la industrialización de la producción de artesanías en este material, pues la producción en masa de objetos en tagua se realiza con cortadoras, pulidoras y brilladoras industriales que trabajan en serie. Esto hace que la producción no se haga “pieza a pieza”, sino por grandes cantidades, generando más figuras en menos tiempo y a menor costo. Adicionalmente, las industrias manejan mayores cantidades de materia prima, lo que disminuye la inversión inicial y repercute en la reducción del precio final de los objetos.
La talla industrial de la tagua, que esta concentrada principalmente en la bisutería para exportar ha inundado el mercado, dejando a los artesanos locales con pocas capacidades de competir. Muchos talleres municipales se quebraron por no tener materia prima suficiente para producir, y por no tener las maquinarias necesarias para que la producción fuera rápida y rentable. Quienes se vieron afectados trataron de agremiarse para buscar financiación, y algunos terminaron sumergidos precisamente en las dinámicas de la industrialización. Otros quebraron totalmente y abandonaron el oficio.

Temporalidades del oficio

Tanto la producción como la venta de artesanías en tagua se ejercen durante todo el año. Aunque la tagua madura en ciertos momentos, el que existan personas dedicadas específicamente a la comercialización de la materia prima, permite que exista producción constante.
Adicionalmente, en tanto los turistas son los principales compradores, existe un mercado constante que obliga también a una producción constante. Durante todo el año se producen y se vende objetos en el taller de Juan César Bonilla en el municipio de Tinjacá

Dinámicas asociadas al oficio

Como muchos oficios artesanales, el aprendizaje de la talla en tagua está íntimamente relacionado con el trabajo y la vida familiar. Es a partir de observar, escuchar y practicar con padres y tíos que los niños aprenden en oficio. Los niños ayudan a las madres a decorar y pulir mientas adquieren las capacidades para manejar el torno y tallar las piezas.
Algunos artesanos han trasmitido el oficio por fuera del ámbito familiar a través de talleres y capacitaciones en diferentes lugares del departamento de Boyacá y Colombia. Buscando expandir el oficio, un taller en Tinjacá espera desarrollar una escuela de artes y oficios a la que puedan ingresar diferentes personas del municipio para aprender y conservar el oficio.





Fuente: herenciamia.org

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